jueves, 26 de marzo de 2009

Capitalismo


La ética protestante y el espíritu del capitalismo es, sin duda la obra más célebre de Max Weber (1864-1920) Escrita en 1904/1905 y revisada en 1919/1920, representa un audaz esfuerzo tanto para matizar las tesis materialistas de Marx sobre las relación entre la religión y la economía como para poner en cuestión la presunta univocidad de lo racional . Desde que se publicara por primera vez, se convirtió rápidamente en uno de los textos más controvertidos y sugerentes de la sociología de la religión.

Empecemos definiendo con algo más de exactitud de lo que es habitual. Un acto capitalista de economía ha de ser para nosotros un acto que descansa en la expectativa de ganancia mediante el aprovechamiento de las oportunidades de intercambio; un acto que descansa, pues en perspectivas de lucro (formalmente) pacíficas. El lucro (formal y actualmente) violento sigue sus propias leyes, y no es conveniente (aunque tampoco es posible prohibirlo) ponerlo bajo una misma categoría con la actuación basada (en última instancia) en las oportunidades de ganancia mediante el intercambio. Donde se aspira racionalmente al lucro capitalista, la actuación correspondiente se basa en el cálculo de capital. Es decir: la actuación está integrada de tal modo en un uso planificado de prestaciones objetivas o personales como medios de adquisición que en el cálculo final el rendimiento de la operación individual en la posesión de bienes con valor monetario (calculado en forma de balance) o el valor estimativo de la posesión de bienes con valor monetario de una empresa continuada (calculado de forma periódica en forma de balance) ha de superar ( en el caso de de la empresa duradera: ha de superar una y otra vez) al capital, es decir, al valor estimativo en forma de balance de los medios objetivos de adquisición empleados para el lucro mediante el intercambio.



Ahora bien, Occidente ha producido una cantidad de significado y (lo que es la causa de ello) tipos, formas y direcciones de capitalismo que jamás han existido en otros lugares. En todo el mundo ha habido comerciantes: comerciantes al por mayor y comerciantes detallistas, comerciantes locales y comerciantes con el extranjero; ha habido empresas de préstamo de todo tipo, ha habido bancos con funciones sumamente diversas, pero en lo fundamental similares a las de nuestro siglo XVI; los préstamos navales, las consignaciones y los negocios y asociaciones de tipo consignatario han estado muy extendidos, también en forma de empresa. Allí donde existieron finanzas monetarias de las corporaciones públicas, apareció alguien que pusiera dinero (en Babilonia, Grecia, la India, China, Roma): para la financiación sobre todo de las guerras y de la piratería, para suministros y construcciones de todo tipo, en la política de ultramar como empresarios coloniales, como compradores y administradores de plantaciones con esclavos o con trabajadores forzados directa o indirectamente, para arrendar terrenos, ocupar cargos y (sobre todo) cobrar impuestos, para financiar a jefes de partidos con vistas a elecciones y a condottieri con vistas a las guerras civiles, y finalmente: como <<especuladores>> siempre que se daba la oportunidad de ganar dinero. Esta clase de figuras empresariales ( los aventureros capitalistas) la ha habido en todo el mundo. Con excepción del comercio y de los negocios de crédito y de banca, sus oportunidades o eran de carácter puramente irracional especulativo o se basaban en el lucro mediante la violencia, sobre todo mediante la rapiña actual-guerrera o crónico-fiscal (explotación de los súbditos).



El capitalismo de los fundadores, el de los grandes especuladores, o el capitalismo colonial, el moderno capitalismo financiero ya en la paz y especialmente todo capitalismo basado específicamente en la guerra siguen llevando con frecuencia este sello en el presente occidental.



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1 comentario:

irrecuperable dijo...

Sobre la Ilusión democrática (porque es una de las ilusiones creadas por el capitalismo) les pongo este enlace

http://antagonistas.blogia.com/2009/040301-la-ilusion-democratica-por-isabel-escudero.php